Como Rafael Zalvidea hace alusión a mi crítica sobre “París 36” (me resisto a darle el título con que fue rebautizada para su exhibición local) en el contexto de un trabajo más amplio sobre la utilidad o inutilidad de la crítica de cine en el Perú, voy a responderle en lo que me concierne, tratando de no ingresar a una polémica que pronto será centenaria, puesto que en el cine se da desde los tiempos de Delluc y Canudo (años 20), y en la que Rafael -que tiene en su haber un largometraje y una novela- se sitúa desde el lado autoral.
Su argumento central, en lo que a mi texto se refiere, es que “no le sirvió para motivarlo a ver la película” y agrega que a él “Parìs 36” le parece que “vale totalmente la pena verla”. Lo primero que debo decir es que lamento no haber sido lo suficientemente convicente, pero que en el “gorro” introductor a la crítica (que forma parte de ella, se dirige a los lectores apurados que desean una opinión rápida sobre la película y que Rafael no cita) afirmo que “se trata de una simpática y disfrutable evocación de época”. Si esto no le parece suficiente a Rafael como recomendación al espectador, nuevamente no me queda sino lamentarlo.
Pero vamos a lo esencial. A Rafael “París 36” le parece una gran película, a mí no. Y mi obligación en el texto aludido fue fundamentar lo mejor posible por qué no me lo parecía. Toda crítica es un ejercicio de subjetividad pero su autor, por respeto a sí mismo y a sus eventuales lectores, debe convertirlo en ejercicio razonado a fin de no incurrir en la arbitrariedad -la diatriba o el elogio fáciles- y la arrogancia. De paso, no creo que sea arrogante anotar que “volver a los tiempos del cine francés de los años 30 es imposible”. Es apenas una mera constatación fáctica, que me pareció importante para señalar los límites con los cuales la propuesta de Barratier tropieza.
Rafael añade que encuentra un exceso de información en mi texto. Es posible, aunque en esto puede jugar el hecho de que él (como yo) ha vivido varios años en Francia. Tratándose de una película situada en un momento histórico y político tan preciso, intenté de facilitar al espectador local el contexto de unos hechos que resultan esenciales para entender cuanto ocurre y que a estas alturas se pierden en el tiempo o en la inmensa masa de datos relacionados con la historia de Francia en el siglo pasado. Si esta información resultó desequilibrada respecto al espacio dedicado al análisis (aunque forme parte del mismo) es un defecto que en ocasiones resulta difícil evitar.
Finalmente, dos consideraciones de orden general. No estoy seguro de que entre las motivaciones del crítico deba inscribirse la de motivar al espectador a que vea una película: una demolición bien fundamentada puede ser tan atractiva y útil como un comentario favorable (subrayo lo de fundamentada, pues siempre me han parecido detestables todos aquellos que se sitúan en plan de “perdonavidas” o comisarios frente a las obras criticadas, sean o no peruanas)
Tampoco estoy seguro de que quien aspire a dedicarse al análisis fílmico deba necesariamente pasar por la experiencia de la realización de filmes. Si extremáramos esta posición nos llevaría a absurdos tales como que un crítico taurino deba salir al coso para tener la experiencia de ambos lados. En todo caso, y conociendo por mi parte lo que es colocarse detrás de la cámara, habrá quienes lo encuentren útil y quienes no lo vean así. Pero creo que Rafael no lo está planteando como requisito insoslayable. De ahí la utilidad que encuentro a su intervención en una polémica cíclica que, también hace muchos años, Truffaut intentó zanjar con un famoso dictum: “Todos tenemos dos profesiones: la nuestra y la de crítico de cine” (pero eso fue antes de que esta última estuviera en riesgo de extinción)
Federico de Cárdenas
7 comentarios:
Habla APRECI, rompe el silencio
Señores Bedoya y De Cárdenas. ¿Para qué le dan espacio a Zalvidea? Ese señor necesita un psiquiatra. Vean lo que ha puesto en Cinemaperú ayer y en los meses pasados.
El primer crítico de cine al que leí fue Federico de Cárdenas desde mediados de los 90's, y si que me causó curiosidad por las películas que comentaba. Gracias por la guiarme!!!
Zalvidea está muy desaforado aunque
puede tener razón en muchas cosas.
Federico de Cárdenas 5 - Rafael Zalvidea 0.
Yo diría 5 a 1.
Lo que debería ser una obligación de Federico de Cárdenas es lo que hace Bedoya. Ponerse al frente o crear su propio blog de cine. Allí veríamos si sus críticas gustan o no, causan impacto o carcajadas. Escribir en un diario como La República no es ni por asomo una virtud. A mi, De Cárdenas, me causa indiferencia y no lo considero un crítico de fuste. Esquives y Zalvidea, a otra cosa mariposa.
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