Es preciso que ante la crítica se mantenga el título original de Inglourious basterds debido a que esto concierne mucho con el significado que Quentin Tarantino quiere dar a su última película. El origen de este título como ya muchos lo saben data de la película de origen italiano de Enzo Castellari, Aquel maldito tren blindado (1978) también llamada The inglorious bastards. Lo que hace aquí Tarantino es una vez más remembrar aquellas películas de serie B que tanto le gustaron y aparte de ello hacer un homenaje no solamente a Castellari sino a varios directores que dieron un nuevo sentido y perspectiva al momento de hablar sobre el cine bélico como era la Segunda Guerra Mundial (SGM). Para los años 60’s y 70’s aparecieron así varias películas que hablaban de una forma descomprometida sobre la SGM, quedándose por lo tanto fijado un compromiso para el cine antes que un compromiso ante la Historia o su canon social. Lo mismo pasa con Inglourious basterds. Su misma redacción afirma que se aproxima un filme que atenta contra todo naturalismo empírico o acostumbrado, algo que concuerda con el cine de Tarantino, un cineasta que no se quiere acostumbrar a lo acostumbrado.
Inglourious basterds son dos historias centrales, por un lado está la historia de los Inglourious basterds, un grupo de soldados de origen judío de nacionalidad, o nacionalizados, estadounidenses, con un solo propósito, matar nazis. Alternadamente está la historia de Shosanna, una mujer de origen judío que por cosas de la vida se le presenta la oportunidad de vengarse de los nazis, aquellos que un día asesinaron a sangre fría a su familia, siendo ella la única que escapó de la masacre. Otra vez el tema de la venganza en Tarantino que viene arrastrando desde su dilogía Kill Bill y pasa a ser temática central de la película. Ahora, si bien sus personajes están contagiados por esa sed de venganza, cada uno evoca esa necesidad partiendo de iniciativas distintas. El caso de los Inglourious basterds manifestarán ese deseo de venganza partiendo de lo que ciertos críticos han llamado Nation’s proud, definición que a mi parecer no es muy exacta. En este caso estaríamos hablando más bien de un Identity´s proud debido a que los miembros de esta comunidad antes de ser estadounidenses son judíos, y si bien estos no poseían una nación física, sí poseían una identidad. El nacionalizarse estadounidenses simbolizaría un juego de conveniencia; respaldarse por el país fuerte, una estrategia necesaria para consumir su venganza. El caso de Shosanna es algo más personal. Su afrente se origina no por esa necesidad de reivindicar su identidad de judía, sino el de reivindicar su honor o la muerte de su familia. Desde una lectura samurái o de luchadores de artes marciales, e inclusive de cowboys, la venganza se expresa por un código de honor, el de crear una revancha a su enemigo -en el caso de los filmes de artes marciales esto no será necesariamente premeditado- después de haber sido derrotado una primera vez en el campo de batalla donde bien pudo haber muerto su familia, su maestro de Kun fu, la destrucción de su dojo o su finca, a manos de su enemigo. Shosanna asume así un Family’s proud que se generaliza del oficial Hans Landa, asesino de su familia, a todos los nazis. Tarantino, a propósito de la venganza, desea ser más rebelde ante el caso, como queriendo hacer su propia historia donde pueda destruir a los nazis desde múltiples perspectivas, es así como encontramos también un Racial’s proud que se manifiesta a través del amante de Shosanna, un hombre de raza negra que aporta con la venganza de su amada. Hay efectivamente un Nation’s pride en la presencia del héroe de guerra Fredick Zoller –solo por parte de los nazis pues al parecer el mismo Zoller no se siente tan merecido del crédito. Al parecer este es víctima de remordimientos tal y cual lo expresa cuando se ve representando su propia película –, y una venganza más, que creo es la madre de todas sus venganzas: el Cinema’s proud siendo Tarantino el que lidera una venganza en nombre de todos aquellos directores, sus películas, y de aquellos que murieron en el intento de sobrepasar ese tabú al momento de querer hablar sobre la SGM. ¿Por qué aparece el antiguo logo de la Universal a inicio de la película? Eso se debe a que Inglourious basterds será un ejemplar que debió de haberse manifestado en los mismos años en que directores como Enzo Castellari o Robert Aldrich (Los doce del patíbulo, 1967) iniciaron su propia batalla contra los libros de historia. Es entonces el enfrentamiento entre el cine versus la historia, así aparecen los conspiradores como el teniente Archie Hicox, un crítico de cine de nacionalidad inglesa, y Bridget Von Hammersmark, una famosa actriz alemana –el amor al arte pasa a ser más fuerte que el amor a la Alemania nazi –. No es gratuito además que sea el mismo cine –el cinematógrafo, el rollo de película a base de nitrato y la misma película que anunciaba la próxima muerte de los asistentes–el medio de venganza donde perecerían cabezas nazis del alto mando.
Dejando de lado el tema de la venganza, la estructura que ahora desarrolla Tarantino es tan significativa como la que nos mostró en Reservorio de perros o en Pulp fiction. Dividida en cinco capítulos, Inglourious basterds es en primer aspecto un muestrario de la génesis de sus héroes. Es así como en los dos primeros capítulos aparecen héroes como Hans Landa, Shosanna y los Inglourious basterds, cada uno manifestados como tales por sus distintas situaciones o acciones. Su estado de héroe de Landa se lo ganará desde su colaboración para el Tercer Reich, el oficial de la SS encargado de perseguir y ejecutar a sus antagónicos, los judíos, acto heroico desde una perspectiva nazi. Shosanna será una heroína a raíz de su escape a manos de su verdugo el coronel Landa. El sobrevivir a una masacre estando ella en calidad de víctima, además en un estado indefenso, ya es un acto heróico –claro que desde la perspectiva de Shosanna ella no se considera heroína tal como se entiende líneas arriba –. Y por último están los Inglourious basterds que atravesando desde su formación hasta sus primeras acciones van creándose un espacio como enemigos –para los alemanes –y como héroes –para los aliados, aunque especialmente para los judíos –. Los siguientes capítulos tres y cuatro será el de las conspiraciones, estando la confabulación de Shosanna y Marcel, su amante; y la Operación Kino, la de los británicos, los basterds y la actriz alemana. El último capítulo será el de la consumación o la venganza.
Los personajes y los espacios de Inglourious basterds están relacionados a esas marcas que Tarantino se ha ido apropiando en toda su filmografía. Estos son las películas de artes marciales, las del viejo oeste y las de serie B que incluyen además a sus tan queridas lecturas pulp o las revistas, comics, historietas, también de serie B. El primer capítulo llamado “Érase una vez…en la Francia ocupada por nazis” es todo un esquema de cinta western – el spaghetti-western para ser más exactos –retomando viejas escenas como el asalto a la cabaña, el espacio rural, el hombre azotando el tronco de un árbol, el enemigo que intimida a los granjeros. La aparición del sargento Donny Donowitz cuando se le ve por primera vez en acción es todo un rito japonés. Ocultándose en una oscura cueva enfocada a modo de contrapicado ligero e intercambiándose con el rostro de un oficial nazi en un primer plano, alternándose una y otra vez las dos imágenes mientras que el sonido extradiegético anuncia una afrenta sumándose además el sonido seco y grave de un bate de beisbol – o sable samurái –que golpetea sincrónicamente dentro de la cueva y se va aproximando poco a poco. La aparición de Donowitz es casi una alegoría épica, en medio de aplausos con arma en mano se aproxima ante un oficial que curiosamente está sentado apoyándose de sus pantorrillas, como esperando el inevitable castigo. El oficial entiende de estos códigos de vencedor y derrotado. Los personajes de los Inglourious basterds pasan a ser además una especie de personajes de historietas, pueda ser que por esa razón en ocasiones están forzados en asumir un rol protagónico. Aldo Raine es el teniente en mando de un seudo-pelotón, con un timbre profundamente sureño de EEUU y un gesto peculiar, el fruncir el ceño cada vez que da órdenes de mando o huele la proximidad del enemigo. Donowitz por su lado es el símbolo del grupo, el de la agresividad y el de mando, es por eso es el que le sigue a Raine. El sargento Hugo Stiglitz es el personaje serio, el de menos palabras más acción. Su biografía –previo enfoque con un ángulo contrapicado del personaje y su nombre pigmentado de colores estridentes –es descrita con ese aire pop nada ajeno al mundo del comic donde más que superhéroes hablaba de antihéroes. Los Inglourious basterds pasan a ser así un grupo de personajes caricaturescos, tienen mucho de serio como de cómico. En medio de su misión van parodiando con una serie de gags que va fraternalizando una idea, que dicha aniquilación nazi es pura diversión, un negocio serio pero divertido. Sus seudónimos van caricaturizando más aún sus personajes rozando con el ridículo: “Aldo el apache”, “El oso judío”, “El hombre pequeño”.
Muy aparte de la gran interpretación de Christoph Waltz, Hans Landa es indudablemente uno de los personajes más ricos resultando ser el que recrea un comportamiento más peculiar respecto a los otros personajes, además de ser el único que evoluciona ideológicamente. En el primer aspecto podemos decir que los diálogos de Tarantino se han caracterizado por ser de larga duración, con una mezcla de conversaciones monótonas o que rehúyen del tema central, el efecto de divagar, por ejemplo, algo que en práctica de Landa tiene una función plus, crear en su interlocutor una perturbación provocando un estado de pánico, como una ofensiva sutil, este rasgo siempre constante en su dialéctica, es por eso que no se diferencia en este una conversación normal a un interrogatorio. Cuando entrevista a Pierre LaPadite en ocasiones pareciese que toma la postura de un buen conversador, pero el rostro rígido del granjero nos hace acordar que se encuentra en calidad de supervisor. Landa cita continuas frases propias de su receptor –las extranjeras, como familiarizándose con él –que las va intercalando con un gesto perspicaz y burlón, como dándose cuenta que tanto influye cada una de sus palabras en el individuo al que se dirige. Esta actitud a su vez provoca una reacción para el espectador; el suspenso. Tarantino podría tener mucho de Hitchcock, pues son sus diálogos largos los que van provocando una voluptuosidad de emociones en el público debido a que ya está advertido de los sucesos previos, sabe que se aproxima un momento de acción como pasa en el bar Lousiana o en la misma casa de LaPadite, acción que por supuesto dura apenas segundos mientras que su previo dura entre quince a veinte minutos, jugarreta que crea Tarantino para incrementar un efecto catárquico. Toda una ráfaga de emociones que se diluyen en cuestión de segundos. Eso es lo que también produce las apariciones de Landa, una catarsis a través de sus diálogos llenos de seguridad ofensiva que crean una posibilidad de dar apertura a una acción. La imagen de Landa significa miedo y poder. Lo primero se entiende por qué, respecto al poder este dará paso a ese segundo aspecto al que me refería antes.
Landa cuando se presenta ante LaPadite, este le habla sobre su naturaleza como oficial de la SS y el porqué de su apodo “El cazador de judíos” –Landa se aparta de esa marca caricaturesca que obedece a los Inglourious basterds cuando se les proporciona un sobrenombre –. Landa así se autodenomina como rata, esto debido a que es con ratas las que está tratando. La condición de nazi o halcón no es suficiente para saber los escondites de los judíos o ratas, es por eso que Landa asume o degrada su estado o identidad, esto con la intención de recibir algo a cambio, el ser condecorado como EL cazador, no quedando como un oficial más de la SS. Es a través de su calificativo que Landa impone poder, pues no se trata de cualquiera sino de un sujeto que se ha ganado una identidad. Un acto explícito de ese poder que manifiesta Landa es cuando pide a LaPadite poder fumar también de su propia pipa, sacando al aire una de dimensiones más amplias respecto a la pipa del granjero. Puede relacionarse esto con una concepción falocentrista que simboliza el poder partiendo de la masculinidad. Otro ejemplo es en el segundo encuentro de entre Landa y Shosanna en un restaurante. Quiero creer que en ese instante el coronel no ha reconocido la verdadera identidad de la joven judía que se hace pasar por una simple francesa. La actitud que ha tomado Landa fue más bien una reacción innata en él; ofrecer leche a aquel que es inferior a su persona. El coronel así pide café express –bebida dura –para él mientras que para la joven francesa un vaso de leche –bebida suave –, estableciendo los límites entre el colonizador y el colonizado, una actitud que también impone o implica poder. Es el poder así, por otro lado, lo que influye en Landa un cambio de postura a final del filme. En la entrevista con “Aldo el apache”, el nazi afirma su insatisfacción por ese mote, “El cazador de judíos”, que se le quedo a forma de estigma, intentado por todos los medios quitársela de encima. Dentro de esa conversación se ve también los oscuros propósitos de Landa, el traicionar a su patria, al Tercer Reich, al Fuhrer, no con la intención tan solo de salvar su pellejo, sino de alcanzar la gloria. Hay una necesidad por alcanzar el poder y eso se podría entender desde la conversación con LaPadite, que si bien lo que hizo –el degradarse a rata –fue un acto heroico, sería más bien un sacrificio en pos de una necesidad de alcanzar o escalar el poder. Es posible que corra el riesgo de refutarme, pero esto pueda ser una mera posibilidad, como el hecho que Landa al ir asumiendo mayor prestigio haya ocasionado un cambio de mentalidad pasando de héroe a canalla, salvándome así de contradicciones.
Inglourious basterds tal como lo expresa el mismo Adrian Martin, es un cambio significativo en la filmografía de Quentin Tarantino, esto debido a que en realidad es inevitable omitir diversos juicios que trastocan la moralidad, sea este de parte del crítico de cine o del simple espectador, obviamente incluyendo por ejemplo a la comunidad judía que de hecho han sido los más mortificados. Toda ficción algún día tiene que ser debatida dentro de la realidad por muy ficción que sea. Las posibilidades de crear una personalidad propia evocándolo en un mundo fantástico o fílmico poseen sus contra ventajas debido a que este se manifiesta en un espacio no fantástico, eso quiere decir, un lugar fijado por leyes, normas, morales, y muchos otros recursos impulsados llámese por la burocracia o el sector político institucionalizados o normalizados. Desde este sentido Inglourious basterds determinado como un evento mediático es pernicioso, nocivo, agresivo, por atentar contra la moral y directamente contra un sector comunitario. Pero, ¿qué arte no es pernicioso? Desde un sentido riguroso todas, sin excepción, las manifestaciones artísticas poseen un rango de prejuicio o antagonismo expreso y hasta ocasional, y esto se debe a que detrás de estas hay un sujeto creador, este con una postura o una carga ideológica que se expresa hasta inconscientemente dentro de sus creaciones. Actualmente las artes, o más bien los artistas, son independientes al momento de crear, o sea que si bien estos están dentro de un canon ideológico y obedecen a este, esto no infiere necesariamente que sea este su canon. Sí se reprime o no a guardarse su ideología personal para sí al momento de compartir una tarde con sus amigos, es una actitud de privacidad, pero lo que sí no podrá es evitar es que su manifiesto se exprese en su pintura, su novela, su film, o su ello, a palabras de Freud.
Inglourious basterds desde una crítica de cine posee una presencia de lagunas mentales, por ejemplo, al hablar sobre los basterds, los que supuestamente son los principales pero no se dice mucho de ellos más que son un promedio de ocho a diez, dándoles roles protagónicos al Apache, el Oso y Stiglitz, los otros quedan a la imaginación del espectador o simplemente viajan por el mundo del anonimato. La aparición de W. Churcill –no estaba seguro hasta después de ver los créditos –, extraña e innecesaria, algunos flashbacks, al igual que la explicación sobre los rollos de nitrato –creo que fue un alardeo de Tarantino para expresar su posición de cineasta rebelde –, solo la idea ya que no tengo nada contra las voces en off de los actores fetiches de Tarantino, Samuel L. Jackson así como la de Harvey Keitel –asomado en la voz del que se comunicara con Landa por radio. El personaje de Brad Pitt más que una modelación artística de Tarantino es un manoseo artístico, esto resulta ser hasta un punto de exigir al personaje: el exceso gestual, así como ese mote marcado, cuestiones que pueden preguntarnos si se está tratando con un teniente o un payaso. La escena final me parece es lo más fallido, o tal vez solo lo decepcionante; previsible. Creo que otra vez ese ego de parte de Tarantino de ofrecer como última pincelada de su última “obra maestra” –algo que discrepo –, dejando en ridículo a su personaje –eso sí –mejor logrado hasta ahora, Hans Landa. Por último, profundizar sobre qué significa Inglourious basterds para la crítica o público en general, es una arduo labor que definitivamente uno solo no puede hacer. En un primer momento es preciso verlo desde una perspectiva estética, llámese de reojo o amoral. Con esto se puede dar paso así a una lectura distinta, más reflexiva y sugerente. Es creo la forma correcta en que el crítico pueda llegar a entender, no a totalidad, un filme. Frente a esto ¿a quién no le gusta el debate?
Carlos Esquives
Inglourious basterds son dos historias centrales, por un lado está la historia de los Inglourious basterds, un grupo de soldados de origen judío de nacionalidad, o nacionalizados, estadounidenses, con un solo propósito, matar nazis. Alternadamente está la historia de Shosanna, una mujer de origen judío que por cosas de la vida se le presenta la oportunidad de vengarse de los nazis, aquellos que un día asesinaron a sangre fría a su familia, siendo ella la única que escapó de la masacre. Otra vez el tema de la venganza en Tarantino que viene arrastrando desde su dilogía Kill Bill y pasa a ser temática central de la película. Ahora, si bien sus personajes están contagiados por esa sed de venganza, cada uno evoca esa necesidad partiendo de iniciativas distintas. El caso de los Inglourious basterds manifestarán ese deseo de venganza partiendo de lo que ciertos críticos han llamado Nation’s proud, definición que a mi parecer no es muy exacta. En este caso estaríamos hablando más bien de un Identity´s proud debido a que los miembros de esta comunidad antes de ser estadounidenses son judíos, y si bien estos no poseían una nación física, sí poseían una identidad. El nacionalizarse estadounidenses simbolizaría un juego de conveniencia; respaldarse por el país fuerte, una estrategia necesaria para consumir su venganza. El caso de Shosanna es algo más personal. Su afrente se origina no por esa necesidad de reivindicar su identidad de judía, sino el de reivindicar su honor o la muerte de su familia. Desde una lectura samurái o de luchadores de artes marciales, e inclusive de cowboys, la venganza se expresa por un código de honor, el de crear una revancha a su enemigo -en el caso de los filmes de artes marciales esto no será necesariamente premeditado- después de haber sido derrotado una primera vez en el campo de batalla donde bien pudo haber muerto su familia, su maestro de Kun fu, la destrucción de su dojo o su finca, a manos de su enemigo. Shosanna asume así un Family’s proud que se generaliza del oficial Hans Landa, asesino de su familia, a todos los nazis. Tarantino, a propósito de la venganza, desea ser más rebelde ante el caso, como queriendo hacer su propia historia donde pueda destruir a los nazis desde múltiples perspectivas, es así como encontramos también un Racial’s proud que se manifiesta a través del amante de Shosanna, un hombre de raza negra que aporta con la venganza de su amada. Hay efectivamente un Nation’s pride en la presencia del héroe de guerra Fredick Zoller –solo por parte de los nazis pues al parecer el mismo Zoller no se siente tan merecido del crédito. Al parecer este es víctima de remordimientos tal y cual lo expresa cuando se ve representando su propia película –, y una venganza más, que creo es la madre de todas sus venganzas: el Cinema’s proud siendo Tarantino el que lidera una venganza en nombre de todos aquellos directores, sus películas, y de aquellos que murieron en el intento de sobrepasar ese tabú al momento de querer hablar sobre la SGM. ¿Por qué aparece el antiguo logo de la Universal a inicio de la película? Eso se debe a que Inglourious basterds será un ejemplar que debió de haberse manifestado en los mismos años en que directores como Enzo Castellari o Robert Aldrich (Los doce del patíbulo, 1967) iniciaron su propia batalla contra los libros de historia. Es entonces el enfrentamiento entre el cine versus la historia, así aparecen los conspiradores como el teniente Archie Hicox, un crítico de cine de nacionalidad inglesa, y Bridget Von Hammersmark, una famosa actriz alemana –el amor al arte pasa a ser más fuerte que el amor a la Alemania nazi –. No es gratuito además que sea el mismo cine –el cinematógrafo, el rollo de película a base de nitrato y la misma película que anunciaba la próxima muerte de los asistentes–el medio de venganza donde perecerían cabezas nazis del alto mando.
Dejando de lado el tema de la venganza, la estructura que ahora desarrolla Tarantino es tan significativa como la que nos mostró en Reservorio de perros o en Pulp fiction. Dividida en cinco capítulos, Inglourious basterds es en primer aspecto un muestrario de la génesis de sus héroes. Es así como en los dos primeros capítulos aparecen héroes como Hans Landa, Shosanna y los Inglourious basterds, cada uno manifestados como tales por sus distintas situaciones o acciones. Su estado de héroe de Landa se lo ganará desde su colaboración para el Tercer Reich, el oficial de la SS encargado de perseguir y ejecutar a sus antagónicos, los judíos, acto heroico desde una perspectiva nazi. Shosanna será una heroína a raíz de su escape a manos de su verdugo el coronel Landa. El sobrevivir a una masacre estando ella en calidad de víctima, además en un estado indefenso, ya es un acto heróico –claro que desde la perspectiva de Shosanna ella no se considera heroína tal como se entiende líneas arriba –. Y por último están los Inglourious basterds que atravesando desde su formación hasta sus primeras acciones van creándose un espacio como enemigos –para los alemanes –y como héroes –para los aliados, aunque especialmente para los judíos –. Los siguientes capítulos tres y cuatro será el de las conspiraciones, estando la confabulación de Shosanna y Marcel, su amante; y la Operación Kino, la de los británicos, los basterds y la actriz alemana. El último capítulo será el de la consumación o la venganza.
Los personajes y los espacios de Inglourious basterds están relacionados a esas marcas que Tarantino se ha ido apropiando en toda su filmografía. Estos son las películas de artes marciales, las del viejo oeste y las de serie B que incluyen además a sus tan queridas lecturas pulp o las revistas, comics, historietas, también de serie B. El primer capítulo llamado “Érase una vez…en la Francia ocupada por nazis” es todo un esquema de cinta western – el spaghetti-western para ser más exactos –retomando viejas escenas como el asalto a la cabaña, el espacio rural, el hombre azotando el tronco de un árbol, el enemigo que intimida a los granjeros. La aparición del sargento Donny Donowitz cuando se le ve por primera vez en acción es todo un rito japonés. Ocultándose en una oscura cueva enfocada a modo de contrapicado ligero e intercambiándose con el rostro de un oficial nazi en un primer plano, alternándose una y otra vez las dos imágenes mientras que el sonido extradiegético anuncia una afrenta sumándose además el sonido seco y grave de un bate de beisbol – o sable samurái –que golpetea sincrónicamente dentro de la cueva y se va aproximando poco a poco. La aparición de Donowitz es casi una alegoría épica, en medio de aplausos con arma en mano se aproxima ante un oficial que curiosamente está sentado apoyándose de sus pantorrillas, como esperando el inevitable castigo. El oficial entiende de estos códigos de vencedor y derrotado. Los personajes de los Inglourious basterds pasan a ser además una especie de personajes de historietas, pueda ser que por esa razón en ocasiones están forzados en asumir un rol protagónico. Aldo Raine es el teniente en mando de un seudo-pelotón, con un timbre profundamente sureño de EEUU y un gesto peculiar, el fruncir el ceño cada vez que da órdenes de mando o huele la proximidad del enemigo. Donowitz por su lado es el símbolo del grupo, el de la agresividad y el de mando, es por eso es el que le sigue a Raine. El sargento Hugo Stiglitz es el personaje serio, el de menos palabras más acción. Su biografía –previo enfoque con un ángulo contrapicado del personaje y su nombre pigmentado de colores estridentes –es descrita con ese aire pop nada ajeno al mundo del comic donde más que superhéroes hablaba de antihéroes. Los Inglourious basterds pasan a ser así un grupo de personajes caricaturescos, tienen mucho de serio como de cómico. En medio de su misión van parodiando con una serie de gags que va fraternalizando una idea, que dicha aniquilación nazi es pura diversión, un negocio serio pero divertido. Sus seudónimos van caricaturizando más aún sus personajes rozando con el ridículo: “Aldo el apache”, “El oso judío”, “El hombre pequeño”.
Muy aparte de la gran interpretación de Christoph Waltz, Hans Landa es indudablemente uno de los personajes más ricos resultando ser el que recrea un comportamiento más peculiar respecto a los otros personajes, además de ser el único que evoluciona ideológicamente. En el primer aspecto podemos decir que los diálogos de Tarantino se han caracterizado por ser de larga duración, con una mezcla de conversaciones monótonas o que rehúyen del tema central, el efecto de divagar, por ejemplo, algo que en práctica de Landa tiene una función plus, crear en su interlocutor una perturbación provocando un estado de pánico, como una ofensiva sutil, este rasgo siempre constante en su dialéctica, es por eso que no se diferencia en este una conversación normal a un interrogatorio. Cuando entrevista a Pierre LaPadite en ocasiones pareciese que toma la postura de un buen conversador, pero el rostro rígido del granjero nos hace acordar que se encuentra en calidad de supervisor. Landa cita continuas frases propias de su receptor –las extranjeras, como familiarizándose con él –que las va intercalando con un gesto perspicaz y burlón, como dándose cuenta que tanto influye cada una de sus palabras en el individuo al que se dirige. Esta actitud a su vez provoca una reacción para el espectador; el suspenso. Tarantino podría tener mucho de Hitchcock, pues son sus diálogos largos los que van provocando una voluptuosidad de emociones en el público debido a que ya está advertido de los sucesos previos, sabe que se aproxima un momento de acción como pasa en el bar Lousiana o en la misma casa de LaPadite, acción que por supuesto dura apenas segundos mientras que su previo dura entre quince a veinte minutos, jugarreta que crea Tarantino para incrementar un efecto catárquico. Toda una ráfaga de emociones que se diluyen en cuestión de segundos. Eso es lo que también produce las apariciones de Landa, una catarsis a través de sus diálogos llenos de seguridad ofensiva que crean una posibilidad de dar apertura a una acción. La imagen de Landa significa miedo y poder. Lo primero se entiende por qué, respecto al poder este dará paso a ese segundo aspecto al que me refería antes.
Landa cuando se presenta ante LaPadite, este le habla sobre su naturaleza como oficial de la SS y el porqué de su apodo “El cazador de judíos” –Landa se aparta de esa marca caricaturesca que obedece a los Inglourious basterds cuando se les proporciona un sobrenombre –. Landa así se autodenomina como rata, esto debido a que es con ratas las que está tratando. La condición de nazi o halcón no es suficiente para saber los escondites de los judíos o ratas, es por eso que Landa asume o degrada su estado o identidad, esto con la intención de recibir algo a cambio, el ser condecorado como EL cazador, no quedando como un oficial más de la SS. Es a través de su calificativo que Landa impone poder, pues no se trata de cualquiera sino de un sujeto que se ha ganado una identidad. Un acto explícito de ese poder que manifiesta Landa es cuando pide a LaPadite poder fumar también de su propia pipa, sacando al aire una de dimensiones más amplias respecto a la pipa del granjero. Puede relacionarse esto con una concepción falocentrista que simboliza el poder partiendo de la masculinidad. Otro ejemplo es en el segundo encuentro de entre Landa y Shosanna en un restaurante. Quiero creer que en ese instante el coronel no ha reconocido la verdadera identidad de la joven judía que se hace pasar por una simple francesa. La actitud que ha tomado Landa fue más bien una reacción innata en él; ofrecer leche a aquel que es inferior a su persona. El coronel así pide café express –bebida dura –para él mientras que para la joven francesa un vaso de leche –bebida suave –, estableciendo los límites entre el colonizador y el colonizado, una actitud que también impone o implica poder. Es el poder así, por otro lado, lo que influye en Landa un cambio de postura a final del filme. En la entrevista con “Aldo el apache”, el nazi afirma su insatisfacción por ese mote, “El cazador de judíos”, que se le quedo a forma de estigma, intentado por todos los medios quitársela de encima. Dentro de esa conversación se ve también los oscuros propósitos de Landa, el traicionar a su patria, al Tercer Reich, al Fuhrer, no con la intención tan solo de salvar su pellejo, sino de alcanzar la gloria. Hay una necesidad por alcanzar el poder y eso se podría entender desde la conversación con LaPadite, que si bien lo que hizo –el degradarse a rata –fue un acto heroico, sería más bien un sacrificio en pos de una necesidad de alcanzar o escalar el poder. Es posible que corra el riesgo de refutarme, pero esto pueda ser una mera posibilidad, como el hecho que Landa al ir asumiendo mayor prestigio haya ocasionado un cambio de mentalidad pasando de héroe a canalla, salvándome así de contradicciones.
Inglourious basterds tal como lo expresa el mismo Adrian Martin, es un cambio significativo en la filmografía de Quentin Tarantino, esto debido a que en realidad es inevitable omitir diversos juicios que trastocan la moralidad, sea este de parte del crítico de cine o del simple espectador, obviamente incluyendo por ejemplo a la comunidad judía que de hecho han sido los más mortificados. Toda ficción algún día tiene que ser debatida dentro de la realidad por muy ficción que sea. Las posibilidades de crear una personalidad propia evocándolo en un mundo fantástico o fílmico poseen sus contra ventajas debido a que este se manifiesta en un espacio no fantástico, eso quiere decir, un lugar fijado por leyes, normas, morales, y muchos otros recursos impulsados llámese por la burocracia o el sector político institucionalizados o normalizados. Desde este sentido Inglourious basterds determinado como un evento mediático es pernicioso, nocivo, agresivo, por atentar contra la moral y directamente contra un sector comunitario. Pero, ¿qué arte no es pernicioso? Desde un sentido riguroso todas, sin excepción, las manifestaciones artísticas poseen un rango de prejuicio o antagonismo expreso y hasta ocasional, y esto se debe a que detrás de estas hay un sujeto creador, este con una postura o una carga ideológica que se expresa hasta inconscientemente dentro de sus creaciones. Actualmente las artes, o más bien los artistas, son independientes al momento de crear, o sea que si bien estos están dentro de un canon ideológico y obedecen a este, esto no infiere necesariamente que sea este su canon. Sí se reprime o no a guardarse su ideología personal para sí al momento de compartir una tarde con sus amigos, es una actitud de privacidad, pero lo que sí no podrá es evitar es que su manifiesto se exprese en su pintura, su novela, su film, o su ello, a palabras de Freud.
Inglourious basterds desde una crítica de cine posee una presencia de lagunas mentales, por ejemplo, al hablar sobre los basterds, los que supuestamente son los principales pero no se dice mucho de ellos más que son un promedio de ocho a diez, dándoles roles protagónicos al Apache, el Oso y Stiglitz, los otros quedan a la imaginación del espectador o simplemente viajan por el mundo del anonimato. La aparición de W. Churcill –no estaba seguro hasta después de ver los créditos –, extraña e innecesaria, algunos flashbacks, al igual que la explicación sobre los rollos de nitrato –creo que fue un alardeo de Tarantino para expresar su posición de cineasta rebelde –, solo la idea ya que no tengo nada contra las voces en off de los actores fetiches de Tarantino, Samuel L. Jackson así como la de Harvey Keitel –asomado en la voz del que se comunicara con Landa por radio. El personaje de Brad Pitt más que una modelación artística de Tarantino es un manoseo artístico, esto resulta ser hasta un punto de exigir al personaje: el exceso gestual, así como ese mote marcado, cuestiones que pueden preguntarnos si se está tratando con un teniente o un payaso. La escena final me parece es lo más fallido, o tal vez solo lo decepcionante; previsible. Creo que otra vez ese ego de parte de Tarantino de ofrecer como última pincelada de su última “obra maestra” –algo que discrepo –, dejando en ridículo a su personaje –eso sí –mejor logrado hasta ahora, Hans Landa. Por último, profundizar sobre qué significa Inglourious basterds para la crítica o público en general, es una arduo labor que definitivamente uno solo no puede hacer. En un primer momento es preciso verlo desde una perspectiva estética, llámese de reojo o amoral. Con esto se puede dar paso así a una lectura distinta, más reflexiva y sugerente. Es creo la forma correcta en que el crítico pueda llegar a entender, no a totalidad, un filme. Frente a esto ¿a quién no le gusta el debate?
Carlos Esquives
16 comentarios:
Muy buena la crítica.
Pero la redacción debe mejorar.
"La aparición de W. Churcill extraña e innecesaria " ?
Niño, Churcill aparce como catalizador del espia inglés. Le hace una pregunta sobre Goobels referiendose a su alter ego judío en Hollywood, solo para saber cuanto sabe de cine, elemento fundamental que le salvaría la vida por unos instantes, (hasta que muestra sus indice, medio y anular)durante la reunión en el sotano del bar (sabía dela escena del filme sobre Pitz Palu).
Por cierto, abuurida tu crítica.
Excelente critica , te sigo el blog vale , espero que te pases por el mio un saludo
Esquives, deja a Bedoya que comente la película en serio. A ese loco de Tarantino no puede comentarlo cualquiera.
Dennis Gonzalez
Oe muy buena tu critica. no hagas caso a los envidiosos. Es mas fue muy reveladora tu critica.
los términos en inglés son erróneos. lo correcto es "family pride" y "racial pride" no "proud" y sin los apóstrofes y "s".
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No se dice apóstrofe sino apóstrofo. Saludos.
Mucho se está hablando acerca de los personajes de la película (más precisamente de los bastardos y de shosanna) y de cómo es que no se ahonda mucho en ellos y sus razones para llevar a cabo sus respectivas venganzas. Personalmente pienso que Tarantino los usa, los instrumentaliza, en pro de su alegoría cinematográfica, que es el verdadero centro de la cinta y no las venganzas de sus personajes.
Sr Corvetto: Pero es precisamente por la acción de dos de los basterds y shoshanna (judíos) que "termina" la guerra. Razones no les faltaba, no? Shoshanna no había tenido aún la idea de quemar el cine con los nazis dentro hasta que se encontró con Landa y sabiendo que este estaría también, decidio quemar su cine (Al final, Landa no estuvo y no murió. El único nazi de alto rango que sobrevivió).
Finally, la venganza es siempre el tema central de Quentin.
El final del protagonista nazi Handa Landa es bastante inesperado. Y en general el de la pelicula.
no entiendo como puede escribir alguien tanto sobre una pelicula.
porque el final le parece fallido al señor carlos esquives?
Al anónimo del 27 de octubre:
No discrepo en que los personajes tenga motivación suficiente para sus venganzas, me parece que inclusive el tema para Tarantino es tan simple como que unos son nazis y los otros judíos, es decir antagonistas naturales y con eso basta. Y es así, porque si bien está presente el tema de la venganza, Tarantino no pretende profundizar demasiado en ella, al menos en cuanto a lo que toca a sus personajes, como si era el caso de la Novia en Kill Bill. Acá lo que importa son las referencias cinematográficas y la trama que se produce en torno a la película que Goebbels desea estrenar por todo lo alto.
Aplausos.Esto me sirvio mucho me di cuenta de muchas cosas que no le habia prestado atencion a la pelicula, es una de las mejores criticas que vi.
Quisiera saber si ahi un juego de palabras o algo con el nombre de la operacion "KINO".
A mi me gusto la escena final, mas alla que como vos decis deja en ridiculo al mejor personaje de la pelicula, esto obviamente no quiere decir que este mal o bien son solo opiniones y fundamentaste muy bien la tuya, yo lo veo mas como que tuvo su merecido por la traicion que hizo que lo llevo a para ganar poder y que no podia salir limpio de ese mismo acto que hizo al traicionar y ser reconocido por algo que no planeo, solo que vio la oportunidad de cambiar el rumbo de la historia "haciendo trampa".
solo queria decir eso pero me encanto la critica muy buena otro dia leo otras.
Hola...buena crítica. El final me pareció el más lógico ya que Landa no se la podía llevar de arriba y así daba mas sentido a eso de "marcar" a los nazis. En el universo de Tarantino Landa sería un héroe para los libros de historia; pero se me ocurre pensar que sería divertido especular acerca de que cosas diría la opinión pública de un héroe con esa marca (quizá también significativa para esos mismos libros de historia).
Me da la impresión de que Landa se muestra tal cual es solo ante Aldo El Apache (ante todos los demás juega su perverso juego de tira y afloje) porque lo respeta y se muestra decepcionado cuando ve que el respeto no es mutuo(en especial porque se apura en aclarar de que el no es un "cazador de judíos" sino un detective...un buen detective". En Landa no veo un tipo muy comprometido con la causa de su país sino uno que hace muy bien su trabajo, pero nada más; y los suficientemente inteligente para olfatear que rumbo tomaría la guerra y actuar en consecuencia.Un grandísimo personaje Landa y la interpretación de Waltz lo hace mucho más complejo.
Tengo entendido que Tarantino tuvo muy poco tiempo para trabajar sobre el corte final de la película así que tal vez, cuando le agarre alguna manía revisionista, veamos una nueva versión de este filme. Un saludo. Leandro.
Hola tengo una duda, es por alguna razón que el personaje que lleva a acabo Brad Pitt tenga una marca en su cuello?
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